En el centro de la costa cántabra se encuentra la hermosa villa marinera de Suances. Es aquí, donde está ubicada la Posada Marina. Situada en uno de los barrios más emblemáticos del municipio, el antiguo barrio de los marineros, frente al Mirador de la Cuba; desde donde podemos deleitarnos con una de las vistas más bellas de la zona: la desembocadura de la Ría San Martín.
De las playas nos encontramos a tan solo 1,5 km (3 minutos en coche) y del centro del pueblo a 5 minutos andando, un agradable paseo, ya que todo el camino es con vistas al mar.
La posada se inaugura en 1998. Desde el primer momento se caracteriza por un trato familiar y un ambiente acogedor. Se aprecia una decoración llena de calidez, donde lo que se busca es que el cliente se sienta bien, cómodo y a gusto con todo lo que le rodea.
La casa posee 11 habitaciones, todas con baño, TV plana y calefacción. También posee un cómodo salón-comedor donde el huésped puede degustar nuestro rico desayuno o donde simplemente puede leer alguno de los libros puesto a su disposición, para así poder preparar las diferentes rutas por la zona. También disponemos de diversos juegos de mesa para esos ratos de descanso.
El porche es un rincón con encanto. Tiene un cerramiento acristalado, que puede abrirse en su totalidad. Con lo cual, es ideal para esos desayunos de verano, donde de fondo nos encontramos con otra de las joyas de la Posada, el jardín con múltiples colores y de música ambiente, el cantar de los pájaros. ¡¡ Una auténtica maravilla !!
La posada ofrece wifi gratuito. Dispone de parking sin ningún coste, e incluso fuera del recinto tampoco hay problema de aparcamiento.
El personal muy agradable y amable , buena cena y buen desayuno en un ambiente excepcional, las habitaciones muy preparadas con camas muy cómodas ,el edificio muy bonito y grandes vistas en los alrededores.
La ubicación, muy cerca de todas las rutas y sitios de interés, de Playas, Parques Naturales,... Además, el personalo nos informó amablemente de las posibilidades de hacer rutas a caballo en los alrededores del pueblo.
Lo mejor es la calma que se respira en el lugar. Después de una buena jornada de senderismo, tomarte una cervecita en su terraza disfrutando de la tranquilidad del sitio.
Lo que más destacamos fue el trato por parte de la Posada, fueron muy amables y cordiales, luego la ubicación es perfecta tanto por la tranquilidad, la cercanía a todo y además un desayuno casero. Para repetir.